La lluvia golpeaba suavemente las ventanas, creando un ritmo relajante que llenaba la habitación. Afuera, el mundo se teñía de grises y azules, mientras las gotas se deslizaban por las hojas de los árboles, haciendo bailar las sombras en el suelo. Dentro, una taza de té humeante ofrecía un consuelo cálido, y en el silencio del momento, todo parecía detenerse, como si el tiempo mismo tomara un respiro profundo.