Por Jesús Alberto Oliver Rodríguez*
Origen, Evolución y Perspectivas
En México el centralismo militarista del “Despotismo Tributario” que caracterizó a la gran Tenochtitlán, no fue aniquilado ni doblegado en 1521, por el asalto de los “conquistadores” tlaxcaltecas, texcocanos, chalcas, otros numerosos pueblos oprimidos que les odiaban y un 1% de soldados castellanos, constituyéndose en las cartas de relación de Hernán Cortés 1519-1521, a este último como el gran conquistador, minimizando o bien dejando a un lado a sus aliados.
El centralismo mexica ha sobrevivido, con el tiempo fue evolucionando combinándose con las tradiciones europeas militaristas castellanas, francesas y alemanas, adaptándose, evolucionando y metamorfoseándose; por ello el liberalismo y sus pensadores son su depredador natural, mal vistos por la tradición “centralista conservadora” mexicana y no bien comprendidos por los sectores autodenominados de “izquierda progresista”, por aquello de la Planificación Central Socialista de la extinta URSS, que arrojó una profunda contradicción entre el proletariado industrial y el resto del proletariado, que arrojó como en China, grandes costos en pérdidas, sacrificios humanos y nefastas consecuencias económicas en los países en donde se instauró del siglo XX y XXI.
Desde la visión liberal, nunca ha sido “buena idea” que el Estado realice directamente las inversiones públicas, él poder público debe de propiciar a los particulares nacionales y extranjeros a invertir, acordando los beneficios y obligaciones en los contratos de concesión, ofreciendo las garantías del caso, como lo pudo hacer en el siglo XIV, la Corona de Castilla-Aragón con la llamada “Empresa de Colón”, quién para muchos era un “extranjero”, en algunos textos “judío converso”, como pudieron ser discriminados numerosos europeos no españoles de la época; en la actualidad, las economías desarrolladas, son de clima templado húmedo, tanto al sur como al norte; se trata de sociedades liberales, que se pueden caracterizar por combatir a los monopolios públicos y privados, lo que les proporciona una dinámica social, ritmo de crecimiento económico y una racionalidad diferente, también, les proporciona en automático dicho modelo, la liquidez suficiente a las respectivas tesorerías, para realizar las indispensables obras públicas de beneficio colectivo, incluyendo el proporcionar bienestar a marginados y desempleados, sin generar inflación.
*Licenciado en Economía por la UNAM, Generación 1966- 1970, estudios de postgrado en Administración Pública e Historia Social en Francia, Inglaterra y México entre 1973-1977, filósofo diletante del estudio ex oficio de la Etnología, Arqueología, Religión y Antropología, desde su juventud. Con una amplia experiencia de 40 años, como economista y administrador público, ha sido funcionario público de globalizadoras y Consejero de Órganos de Gobierno (SHCP/ SPP) en calidad de “fideicomitente único del Gobierno Federal” en múltiples Sectores y Dependencias, destacándose su experiencia en los de Comunicaciones, Transportes y Servicios en la Dirección General de Crédito, como en las Dirección General de Programación y Presupuesto, en el Sub Sector Transporte Aéreo y en la del Sector de Entidades Agropecuarias, Forestales, Pesqueras y Agrarias. Profesor Universitario de Historia y Economía 1969- 2001, en las Facultades de Economía, Ciencias Políticas, Ingeniería, División de Universidad Abierta en el Palacio de Minería y en la Facultad de Derecho de la UNAM; a lo largo de prácticamente toda su vida profesional, ha sido investigador recurrente, ensayista, comentarista, orador huésped en numerosas asociaciones civiles y políticas; habiendo ejercido el periodismo en distintos medios de comunicación desde 1968, siendo autor de numerosos trabajos; la mayoría publicados en diversos medios impresos y electrónicos. Miembro de la Academia de Historia de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, entre otros.
Fuente: https://ensayosalbertooliver.blogspot.com / Revista Macroeconomia ·
CDMX a 20 de noviembre 2024